El surf se practica en Anglet incluso de noche en un evento mágico. Foto: ©RiBLANC.

Pongámonos en situación. Estamos apenas a primeros de junio y basta un paseo por el paseo marítimo de Anglet, en la Costa Vasca francesa, para pensar que nos hemos teletransportado a las playas de California. Nos adelantan bicicletas con tablas de surf amarradas, en la arena se juegan partidos de voley-playa y por todas partes hay personas bronceadas disfrutando de un café helado o un gofre de Basquella (la versión vasca de la popular crema de avellana) mirando al mar.

El mar, por su parte, luce salpicado de manchas de colores. Son surfistas esperando el momento exacto para cabalgar las olas que han encandilado a profesionales venidos de todas partes del mundo, como el once veces del campeonato del mundo Kelly Slater.

Si a la vecina Hendaya, a unos 30 km de distancia, la llaman la pista verde del surf por las excelentes condiciones de sus aguas para iniciarse en este deporte, Anglet es el paraíso para los surfistas más experimentados y a la caza de olas exigentes, como las de La Chambre d’Amour, con uno de los mejores tubos de la costa vasca, o la ola de La Barre.

De hecho, en Anglet es fácil cruzarse con toda una campeona del mundo de surf ISA, Pauline Ado, embajadora del destino, que tras participar en los primeros Juegos Olímpicos de Surf de la historia ya entrena para su próximo objetivo, París 2024

Se dice que la primera tabla de surf se probó en las aguas atlánticas de Anglet en 1953 y ya en 1964 nacía el primer club de surf, fundado por Joël de Rosnay, el segundo de Francia tras el Waikiki Surf Club de Biarritz. El ‘surf way of life’ prendió definitivamente en la ciudad tras acoger el primer Campeonato Mundial de Surf de La Barre en 1968, que acogió a la élite mundial del surf, como los australianos Nat Young y Wayne Lynch.

Desde entonces, además de acoger todo tipo de competiciones, entre ellas una etapa de la World Surf League, y 15 escuelas, la cultura del surf se ha extendido dando lugar a eventos tan espectaculares como el Anglet Surf de Nuit, un evento nocturno donde surfistas se retan en las olas iluminando la noche (y las tablas) con leds, creando un efecto mágico sobre el mar.

La guinda la ponen los conciertos y DJs en directo que animan la competición. Este año tendrá lugar la noche del 21 de agosto.

En 2018 se inauguró también un original paseo inspirado en Hollywood Boulevard pero en versión surf, donde las estrellas dedicadas a los actores en el original son sustituidas aquí por las pisadas de las leyendas del surf como Joël de Rosnay, Jacques Rott, Tom Curren, Nat Young, Martixu Darrigrand y Peter Cole, así como Kelly Slater, Johanne Defay, Emmanuelle Joly y Michel Bourez, además, por supuesto, de las de Pauline Ado.

Y otro detalle en clave surfera: los pasos de cebra que sustituyen las líneas blancas por coloridas tablas: directo a un story de Instagram.

La fachada litoral es el principal atractivo de Anglet, una ciudad con alrededor de 40.000 habitantes dividida en varios barrios de edificaciones bajas y diseminadas.

Para recorrerlo como un local, nada mejor que alquilar una bici en la propia oficina de Turismo o en Bicicletta, un establecimiento que acaba de abrir sus puertas y que ofrece diferentes tipos de bicis, tanto eléctricas como convencionales o fat bike, de ruedas extragruesas para rodar por la playa (12 euros al día la normal, 22 euros la eléctrica) así como todo tipo de extras y complementos.

Con ella se pueden recorrer los 4,5 km de playas a través del Boulevard des plages y pasear por los acantilados, con rutas que suman casi 18 km y que atraviesan los bosques de Pignada y Lazaret, así como el escultórico mirador Love Tower realizado por del artista japonés Tadashi Kawamata.

Tras ascender por una escalera de caracol de cuatro metros de altura, una plataforma superior regala hermosas vistas de la Chambre d’Amour y el faro de Cap Saint Martin.

A los que venimos del litoral español no deja de asombrarnos cómo la fachada costera, en lugar de una sucesión de edificios que alojan hoteles y apartamentos, deja ver dunas, bosques y, todo lo más, las suaves ondulaciones de dos famosos campos de golf: Chiberta y l’Impératrice.

Desde el faro de Biarritz hasta el estuario del río Adour se suceden hasta 11 playas como la pequeña pero de poderoso oleaje playa del Club, encajada entre dos espigones, o la urbana de Sables d’Or.

La playa de Marinella, siempre llena de jóvenes, rebosa ambiente, como también las de la Madrague, Corsaires y la Petite Madrague, mientras que la playa del Océan, de acceso más complicado, es la de aspecto más salvaje.

La playa de Dunes, bordeada por el campo de golf de Chiberta y la de La Barre, en el extremo norte de Anglet y perfecta para ir con niños, se complementan con la famosa playa de Cavaliers, de potentes olas y que acoge las competiciones de surf profesional.

Al sur, las playas dejan su lugar a una costa más rocosa, célebre por la cueva de la Chambre d’Amour. Según la leyenda, dos jóvenes que se amaban en secreto fueron sorprendidos aquí por la subida de la marea y arrastrados lejos.

Entre las playas, abundan relajados chiringuitos donde tomar una Euskola (refresco local de cola) o un batido de frutas mirando al mar, gracias a las barras dispuestas en paralelo a la costa, como Karabana, sobre la playa de Dunes, especializado en propuestas orgánicas y saludables, o Kostaldea, también sobre el Boulevard de la Mer.

Para probar un buen helado local o un gofre con la citada Basquella, pon rumbo a Glacier Txomin, frente a la playa Chambre-D’Amour.

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Un buen lugar para tomar el pulso a la gastronomía local es Halles des 5 Cantons, un mercado cubierto en Cinq Cantons donde los puestos de productos de proximidad como embutidos, verduras, quesos, vinos o cafés conviven con los establecimientos de platos para llevar .

Toma un sitio en la terraza de madera para desayunar un delicioso croissant o pon rumbo a la zona de Cuisines du Marché, con propuestas internacionales y toques vanguardistas que se alternan con los clásicos, y pide unas ostras, chipirones, tacos o poke bowls para el almuerzo. Por las tardes es fácil coincidir con alguno de los eventos temáticos que se organizan regularmente.

En el mercado de Quintaou se reúnen los productores locales, mientras que en Les Jardins du Refuge las hermanas de Notre-Dame du Refuge se encargan de la gestión de una finca de 25 hectáreas donde producen desde huevos frescos a conservas, verduras, manzanas, fresas, quesos, miel o deliciosos panes.

Los más cafeteros encontrarán en Torref (Avenue de l’Adour, 133) un paraíso mientras que Shelter, en la Petite Plage de la Chambre d’Amour, es una apuesta segura para desayunar con sus pasteles casesros, zomos de frutas recién exprimidos, té vasco y chai latte.

Para comer a cualquier hora del día hay que dirigirse a Tinto All Day, en el barrio de Blancpignon, un local que hace un guiño con su nombre al café de filtro que se toma en Colombia, y para cenar con un extra reserva en Mômes, una brasserie en la Place des Cinq Cantons que ofrece un menú secreto por 38 euros.

Si quieres alargar la noche, prueba en Txapel (Avenue des Dauphins, 16) con una carta de cócteles trabajada y de calidad.

Entre las novedades de Anglet en 2022 destaca también la apertura, o más bien, reapertura del Château de Brindos, una joya arquitectónica en un antiguo edificio estilo château de inspiración hispano-morisca que, bajo la batuta del grupo hotelero Millésime, se ha renovado íntegramente añadiendo a su oferta de cinco estrellas diez cabañas flotantes sobre su propio lago privado a las que solo se puede llegar en pequeñas barcas eléctricas.

El restaurante comandado por el chef Hugo De La Barrière, una chocolatería a cargo del conocido maestro chocolatero Cazenave, con sede en Bayona., piscina exterior con temperatura controlada y un completo spa, con dos salas de tratamiento también flotando en el lago, hacen de Brindos un destino en sí mismo.

Mar Nuevo. Periodista, lectora, viajera y amante del arte, el queso y el crossfit (no necesariamente en ese orden). Más de 15 años contando historias de viajes y personas y, desde 2018, redactora jefa de Cerodosbé/Tendencias. ¿Vivir y viajar mejor? Pasen y lean.

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