Diana Sánchez Sorolla: «Claro que engancha. Te cuelgas de estar en grupo. Tonificada, en forma» | El Diario Vasco

2022-09-09 21:14:12 By : Mr. Daniel Guo

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Las 10 noticias clave de la jornada

Diana, entrenadora, en el voladizo de la playa de La Concha. / JOSÉ IGNACIO UNANUE

Llega a la calle de La Gloria en su moto People. Viene del polideportivo de Benta Berri. Ha dado clases de tonificación y ciclo indoor. Tiene un grado medio en actividades al aire libre cursado allá entre Aragón y Cataluña. Y un Grado Superior en Deporte, currado en el Politécnico Easo. Es guía en el medio natural y tiempo libre. Lo sacó en el Valle de Arán. Hizo un curso de actividades físicas con soporte musical. Domina Instagram (@nortefitt) y también una app (DudyFit) donde descarga rutinas para sus entrenados.

– Así que de La Franja, de la muga, la 'raya' entre Aragón y Cataluña. De Fraga (Huesca) tan cerca de Alcarràs (la película de la Simón, el circuito), en Lleida.

– De la Franja, sí, de la 'Francha de Levant' en aragonés. Pero a montar a caballo y hacer senderismo aprendí en el Valle de Arán. Aunque mucho he andado por Los Monegros, ¿conoces?

– Faltaría más. En el 'Cantar de Roldán' dicen 'no hay ninguna piedra de otro color que negra'. Buena comarca para el rock, las motos, las aventuras en carreta tirada por caballos...

– Un ecosistema singular y una supervivencia dura. Pero a mí, el amor me trajo de los montes negros y la Franja al Cantábrico y a la muga del Bidasoa o Ibardin.

– Y llegaste y se puso a llover.

– Me fascinaba la ciudad pero era verano y llovía, llovía y seguía lloviendo. Me deprimí, sí. Pero dejó de llover y seguí fascinada. De las olas. De rollo surf...​

– De las señoras que se tomaban un vino en la barra o en la terraza de los bares.

– Te lo juro. Me asombraba. Me maravillaba. Yo venía de pueblos muy pequeños donde las mujeres, nuestras madres, nuestras tías, no iban al bar. Y mucho menos solas. Y menos con amigas. Me gustó, francamente. Aquí aprendí a comer pescado. Aquí descubrí no solo la chuleta sino comerla 'sangrante'. Mi madre todavía no puede. Cuando viene hay que churruscársela bien.

– Aquí descubriste el txakoli. Y no en un bar cualquiera.

– Había que ganarse la vida. Y en hostelería, si curras mucho y en un buen sitio, sacas dinero. Me acogieron en el Txurrut...

– A punto de celebrar (agosto) sus primeros 30 años en la Konsti, recuerdo que en 2016 instituyeron en Twitter el café con avellana y menta (en copa) como su última paranoia (de entonces).

– Berzaitz y Rubén estarán preparando ya las historias del aniversario. El Txurrut es una familia, una peña, una piña de clientes, amigos y bareros. Y la Konsti podría ser un escenario maravilloso para un entrenamiento. Al aire libre pero porticado.

– Cuenta. Prepara las rutinas. ¿Nos las descargamos en la app?

– Espera, espera que hay que afinarlo todo muy bien. Pero yo diría que podríamos usar las sillas de las terrazas para hacer sentadillas y planchas. Y para trabajar bien el triceps, ese músculo de las tres cabezas. Los tres o cuatro escalones de la antigua biblioteca, esos donde se suelen poner los txistularis y descansan los que no tiene techo podríamos utilizarlos para forzar cambios de ritmo. O subirlos alternando un pie y el otro. Y por supuesto, carreras. No, de fondo, no. Velocidad. Explosivas. Casi.

– Mmmm. Atractivo. Pero nos hemos saltado unas cuantas tablas de ejercicios de tu historia. Tenías titulación de guía en medio natural pero echabas cañas y servías café.

– Había que dar un volantazo en la vida. La hostelería es, repito, una locura pero cansa. Pillé el paro, que no era nada desdeñable, y me puse a vivir. Me resultó increíble tener horarios 'normales'. O al menos, cotidianos. Intenté acceder varias veces al grado superior de deportes en el Easo. A la tercera, lo conseguí.

– Clases en polideportivos. En gimnasios privados. Fuiste enlace sindical, volviste a más polideportivos. Formaste un grupo de chicas dispuestas a todo si tú las entrenabas. Y te postulaste como entrenadora personal. No está nada mal...

– A mí no me lo parece. El grupo es una pasada. En realidad, muchas veces lo que te engancha a practicar una actividad física es precisamente eso, sentir que formas parte de una comunidad que tiene tu mismo objetivo: tonificarse, sentir bien su cuerpo y, después del ejercicio tomarse una caña. No creas, ese punto de 'socialización de la actividad física' lo estudiamos en la asignatura de Psicología del Deporte. Y no te equivoques, como el grupo sienta que no encajas, ya verás qué rápido te sales sin necesidad de que nadie te haga un feo.

– Vaya... Pero también entrenas a lobas y lobos solitarios.

– Y tanto. Algunas y algunos tienen objetivos muy precisos que en grupo se diluirían. Otros necesitan que alguien venga a por ellos y les saque a estirar y trotar. Yo soy muy fiera en eso. Si me has contratado y estás pagando tus buenos euros por mi tiempo, mi preparación, mi tabla de ejercicios no me vengas con que no te apetece. Yo es que también para mí, como deportista, voy a cuchillo. Soy muy competitiva. Ah, el objetivo es que al final sean capaces de entrenar sin mí.

– Y mejor al aire libre.

– Cristina Enea, las playas, ese increíble anfiteatro de Miramon...